Si pudiera hablar con mi yo embarazada, esto es lo que le diría.

Entiendo que te sientes emocionada y temerosa al mismo tiempo. Apenas logras estacionarte en un sentimiento cuando ya aparece otro en tu cabeza. Creo que estar embarazada es como el inicio del invierno: sales un poquito y el sol te da un calor reconfortante, pero al mismo tiempo el viento helado te recuerda todo lo que está por cambiar.

No sabes exactamente qué ropa usar, ni por dónde empezar para tener tu vida lista y recibir a tu gran amor. A veces creemos que la mejor salida es estar “súper preparadas”: meternos a cursos, leer y leer. Yo también me sentí así.

Claro, aprender algo nuevo siempre es beneficioso, pero esta etapa es irónicamente la más fuerte y la más vulnerable a la vez. No solo das vida a un bebé, también te estás creando a ti misma como mamá. Y en ese proceso, lo ideal es hacer menos y sentir más: escucharte, dejar de llenarte de expectativas que solo nublan lo importante… lo que de verdad quieres tú.

Hoy estoy convencida de que la raíz de la culpa materna es la expectativa. Y no la necesitas: tú ya sabes cómo ser la mamá perfecta para tu bebé. Confía.

Por favor, disfruta. Sé paciente. Te estás convirtiendo en mamá, en una nueva y completamente distinta versión de ti.


¿A ti qué te hubiera gustado decirte en tu embarazo?

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