“Cuando la realidad de ser mamá supera a la que juraste ser”

La maternidad real contada por una mamá primeriza que también pregunta todo (y sin pena)

Recuerdo perfectamente el día que una prueba de embarazo casera me abrió la puerta al mundo loco de la maternidad.

Yo juraba y perjuraba que sería la mamá más relajada del planeta: tranquila, sin prisas, cero pantallas. Todo fluía en mi mente… o eso creía.

Y luego, pasaron los meses…

Y ahí me tienen:

Preguntándole a la pediatra tres veces por semana:

¿Eso es normal? ¿Mi bebé está bien?

Googleando media vida y convirtiendo a ChatGPT en mi mejor amigo, con todos sus hacks para rozaduras, gases, llantos, tomas y más.

Fue ahí cuando me cayó el veinte:

No soy, ni seré, la mamá que dije que sería.

Y ¿sabes qué? Está bien.

Porque la realidad de la maternidad siempre supera la ficción…

por mil.

El famoso (y real) “instinto materno”

Creo que es parte del multipremiado instinto materno del que tanto se habla:

vivir en un mar de preguntas, con la frase lista en la punta de la lengua:

Perdón, soy primeriza.”

Pero no importa si es tu primer bebé o el quinto…

La preocupación constante nace el mismo día que nace tu hijo.

Y se instala contigo para siempre.

No se va.

Solo cambia de forma.

Aprendes a vivir con ella (y a agradecerla)

Con el tiempo, aprendes a convivir con esa preocupación.

Incluso, la abrazas.

Porque gracias a ella, nos salvamos de muchas.

Y, honestamente, ya no me importa si pregunto 100 veces.

Es mi hijo.

Si tengo que preguntar 200 veces, lo haré.

Por mi alma. Por mi calma.

Si tú también sientes esto…

Si la intuición te dice:

Pregunta.”

Hazlo.

Hazle caso, sin pena.

Que para eso tenemos a los expertos. Y, te lo digo con el corazón:

Nadie tiene todas las respuestas.

Ni la mamá más leída.

Ni la más experimentada.

Ni la más zen del salón de estimulación.

¿Te ha pasado?

¿Tú también juraste que serías una mamá diferente?

¿También preguntas más de lo que creías que ibas a preguntar?

Cuéntamelo en los comentarios o compártelo con esa mamá que sabes que se va a sentir identificada.

Porque aquí no hay mamá perfecta, solo maternidades reales.

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