“Madres criando madres: el círculo que nunca termina”

Existe un ser divino que nos acompaña durante toda la maternidad: nuestra mamá. Es increíble notar que, mientras tu recién nacido depende de ti, tú dependes de ella. Paradójicamente, te conviertes en su bebé de nuevo al mismo tiempo que te conviertes en madre.

“Yo cuido al bebé, come tú primero” debería ser la frase ganadora de mil batallas en pleno posparto. “No te preocupes, duerme otro rato, yo lo vigilo” es otra de esas frases que te devuelven el alma al cuerpo cuando, entre las 3 y las 5 a.m., ni siquiera recuerdas si sigues existiendo.

Las desveladas, el cansancio, el hambre y el caos de oler a leche todo el día se sienten más ligeros cuando el ángel de la maternidad está contigo. Sus consejos y su experiencia han sido tu base desde que tienes memoria. Un día curó tus rodillas raspadas.

Hoy te cura el alma, siendo la abuela más amorosa, cuidando a tu bebé mientras un baño caliente te recuerda que estás lista para ser como ella: una gran mamá.

Un agradecimiento especial a todas las mamás que sostienen a otras mamás.

Que nunca nos falten.

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